Salvador Romero (2021). Elecciones en América Latina. 589 págs. La Paz: Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional). ISBN: 978-91-7671-353-2.

Explicar los diferentes ciclos y procesos políticos que ha vivido América Latina en los dos últimos siglos como repúblicas implica hablar, necesariamente, del cuándo, cómo y bajo qué contextos se llevaron a cabo las elecciones que permitieron transiciones, consolidaciones de la democracia, alternancias políticas, surgimiento de nuevos liderazgos y hasta el cambio de paradigma en algunos países de la región. De esta manera, y siguiendo las concepciones más procedimentalistas, las elecciones constituyen el factor básico de una democracia, por lo que entender su desarrollo y las formas que han tenido en los países latinoamericanos no solo resulta fundamental, sino que se convierte en todo un reto para quien busca adentrarse en esta línea de los estudios políticos latinoamericanos.

Este fue precisamente el reto que se planteó Salvador Romero en el libro Elecciones en América Latina, en el que busca poder generar una mirada amplia sobre cómo se han desarrollado los procesos electorales en la región desde finales del siglo XX, periodo conocido como «la tercera ola» de la democracia, según Huntington, luego de la caída de las dictaduras.

En este análisis no solo se consideran los aspectos técnicos, procedimentales y teóricos de la centralidad de las elecciones en el proceso político, sino que además los aterriza en las realidades de los países, identificando las generalidades compartidas, los ciclos transcurridos, los actores intervinientes, las dificultades que generaron o disiparon y, con ello, los logros que permitieron alcanzar como la consolidación de acuerdos de paz luego de un largo periodo de conflicto armado. Empero, también, deja presentes los retos que persisten, como mejores garantías para el desarrollo de las elecciones.

Para ello, el texto está organizado en cinco secciones con nueve capítulos. En la primera sección se desarrolla el capítulo 1 en el que su título informa de la magnitud de votantes que tiene la región, más de 400 millones de personas inscritas en los padrones electorales y con la capacidad de cambiar o mantener el rumbo de sus países, a través de la elección de sus gobernantes. A partir de allí realiza un análisis de la participación electoral en América Latina, identificando que esta varía de acuerdo al lugar, el contexto del país y las reglas institucionales en vigor.

Sin embargo, encuentra características comunes como una mejor participación de los países actualmente, en general, que en el inicio de la transición a la democracia, así como la ampliación y regularización de los procesos electorales para la designación de diferentes autoridades, que pueden o no aumentar el interés ciudadano para participar, pues las presidenciales tienden a ser más llamativas a estos efectos que las locales o legislativas. A ello hay que sumar el grado de polarización que tenga la elección, la variedad en la oferta de opciones políticas o incluso la novedad en el candidato.

En la segunda sección se abordan dos temáticas, la primera corresponde a la tendencia de la región a llevar a cabo reformas políticas, situación que ha sido recurrente desde la instauración institucional de las reglas, a través, por ejemplo, de mayor participación para sectores de la población recurrentemente excluidos como las mujeres o comunidades indígenas, así como crear nuevas instancias que regulen el proceso como los órganos electorales que en su mayoría funcionan de manera permanente, lo cual aporta a la estabilidad de las elecciones, y, en la mayoría de los casos, a mayor confiabilidad del proceso, también dependiendo del grado de aceptación ciudadana que ostenten. A pesar de ello, es evidente que la mayoría de las reformas tienen objetivos de corto plazo que no logran llegar al meollo del asunto, como mejorar la representatividad, la confianza en el sistema y las instituciones o aumentar la participación.

La segunda temática corresponde a la relación entre violencia y elecciones, identificando cómo dicha lucha puede desencadenarse por la ausencia de elecciones competitivas, como en el siglo XIX; puede ser usada para evitar elecciones como lo hacían los grupos guerrilleros; o las elecciones sirven para salir del conflicto instaurando la democracia o ratificando procesos de paz. Además, no puede dejarse atrás el efecto de la violencia en la participación electoral, pues en la mayoría de los casos, y también dependiendo del objetivo de los actores armados en disputa, dicha participación tiende a disminuir considerablemente; igualmente, limita la participación en política de ciertos sectores de la sociedad, quienes se ven amenazados por defender determinados ideales.

La tercera sección analiza cuatro procesos vividos en América Latina como son:

I) Los ciclos de las elecciones presidenciales, que van desde 1978, cuando se inician las elecciones de apertura hacia la democracia, logrando una consolidación de los partidos históricos. Luego están los comicios que llevaron al liberalismo económico, marcados por una baja participación debido a la desaprobación del modelo anterior y la llegada de candidatos de derecha como Alberto Fujimori en Perú. Posterior a ello, y con la implementación de políticas neoliberales que trajeron una amplia desigualdad, surgen nuevos liderazgos, especialmente de izquierda como Hugo Chávez en Venezuela o Evo Morales en Bolivia, con la consigna de generar mejores condiciones sociales. Finalmente, está el ciclo vivido a partir de la segunda década del siglo XXI, marcado por escándalos de corrupción, la pérdida de terreno de la izquierda y el retorno al poder de gobernantes de derecha o la aparición de los llamados outsider.

II) En el reclamo de apertura participativa, las elecciones locales llegan como respuesta a ello, pues se le dio a la ciudadanía en sus municipalidades la posibilidad de elegir a sus gobernantes. Allí se pueden ver menores porcentajes de participación electoral que en las presidenciales (a excepción de Colombia) y un sentido partidista mucho más desdibujado que en lo nacional, por lo que el personalismo tiende a ser protagonista.

III) La aparición en el diseño institucional de la democracia directa y con ella de los referendos, que han ido tomando fuerza de manera paulatina, dándole la posibilidad a los ciudadanos de pronunciarse sobre una situación en discusión. Pese a que ha sido una herramienta importante de apertura del sistema democrático, ha sido poco utilizada en los países donde se contempla y con bajos niveles de participación cuando se llevan a cabo.

IV) Como último apartado de esta sección está el desarrollo de las asambleas constituyentes, mecanismo ampliamente usado para organizar mejor los Estados y definir sus reglas de juego. Se han implementado para lograr la aprobación de constituciones a través de ellas, especialmente en el proceso de transición de régimen como en Honduras, Perú, Ecuador o Brasil; así como para refundar el Estado cuando las sociedades presentan cambios de modelo y transformaciones drásticas que el actual diseño institucional es insuficiente o incapaz de responder, como ocurrió en Colombia a inicio de 1990 o en Bolivia en 2006.

En la cuarta sección se aborda el desarrollo y el desempeño de la justicia electoral en Latinoamérica, mecanismo innovador implementado en la región para garantizar el ajuste del proceso electoral al derecho, pero que no ha estado libre de cuestionamientos, pues resolver una elección a través de un tribunal muchas veces supera las expectativas de unas elecciones. Si bien se reconoce el papel fundamental que juegan en la regulación de todo el proceso como los gastos de campaña, el uso de publicidad o la sanción de delitos electorales, muchas de las sentencias emitidas por estos tribunales han definido derechos políticos, por lo que se plantea constantemente la pregunta ¿está cada vez más judicializada la política?

En la quinta y última sección Romero se pone a la tarea de recopilar las principales investigaciones que en torno a las elecciones presidenciales en América Latina se han publicado. Su objetivo aquí no es enlistar cada una de ellas en una especie de bibliografía, sino enmarcarlas de acuerdo a los temas recurrentemente estudiados hasta ahora en materia electoral tales como la importancia de las elecciones para la vida democrática, los estudios electorales generales que implican los sistemas y el desarrollo del proceso, el comportamiento y las reformas de las reglas de juego.

Si bien América Latina ha sido objeto constante de estudio desde hace más de treinta años, el desarrollo histórico, así como las complejidades sociales, económicas y políticas que se viven en sus países, demandan una decidida producción académica que analice los contextos, cambios y procesos recurrentes. Esta necesidad aumenta cuando se habla de las elecciones y sus implicaciones, pues unos comicios carentes de garantías o sin unos mínimos de acción pueden quebrantar democracias, especialmente cuando estas no están lo suficientemente fortalecidas. Por esta razón, el libro Elecciones en América Latina de Salvador Romero no solo se convierte en un texto necesario para politólogos, sociólogos, etc., sino para todo aquel interesado en las dinámicas políticas latinoamericanas que quiera entender cómo se ha llegado al ciclo político actual, por qué se necesita fortalecer ciertas instituciones con mayor urgencia y la importancia de que la ciudadanía se involucre cada vez más en las decisiones políticas.

Lina Vanessa Guavita

Universidad de Salamanca